
Se obtiene del consumo de hortalizas de hoja verde, como la col, la espinaca, las hojas de nabos, la col rizada, la acelga, las hojas de mostaza, el perejil, la lechuga romana y la lechuga de hoja verde; verduras como las coles de Bruselas, el brócoli, la coliflor y el repollo; el pescado, el hígado, la carne de res, los huevos y cereales (contienen cantidades más pequeñas).
También es elaborada por las bacterias que recubren el tracto gastrointestinal. Se administra de manera preventiva a los recién nacidos debido a que no atraviesa con facilidad la placenta, la leche materna es una fuente muy pobre y su intestino carece de bacterias formadoras de vitamina K, lo que aumenta el riesgo de trastornos hemorrágicos en ellos.
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