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16 abril, 2020

COVID-19: Contexto Nacional de una Pandemia

Ya no es una amenaza, es una realidad. El COVID-19 ha llegado a nuestro país. Muchos se han infectado, algunos han enfermado y otros permanecen asintomáticos, sepan o no que portan el virus. Algunos han muerto y varios se han recuperado. Esto puede constatarse cada día con los datos que difunden las fuentes oficiales de información.


¿Qué podemos esperar del COVID-19?

La historia natural de la enfermedad nos dice que, en términos generales, 5 de cada 100 personas que se infecten por COVID-19 morirán. Eso significa que, una vez el virus entre en tu organismo, puede pasar una de tres cosas:
  1. No presentas síntomas, pudiendo portar y transmitir el virus, sepas o no que lo portas (algo similar a lo que pasa con el VIH).
  2. Enfermas de forma leve, moderada o severa, de acuerdo a lo cual puedes o no requerir asistencia médica de emergencia, hospitalaria o cuidados intensivos.
  3. Al final del proceso puedes morir o recuperarte. El riesgo de muerte es mayor si tienes más de 60 años y comorbilidades como diabetes, hipertensión, asma, cáncer y otras enfermedades que comprometen la capacidad de tu organismo para defenderte del virus. Tu condición general de salud y la capacidad de respuesta de tu organismo también determinan qué tan rápido desaparecerán los síntomas y saldrás negativo en las pruebas, momento en que pasas a ser un paciente recuperado.
Es importante destacar que, en algunos países, por causas que aún no quedan del todo claras para los científicos, muchos pacientes se han reinfectado y han muerto luego de haber sido declarados como pacientes recuperados.
Aún no está claro si se trata de falsos negativos porque solo baje la carga viral a un punto indetectable, permaneciendo el virus en estado de latencia en el organismo; si los pacientes se reinfectan con otra cepa o una variante mutada del virus; si la inmunidad es temporal o si simplemente el virus no deja inmunidad, como ocurre en el caso del virus del resfriado común que nos infecta decenas de veces a lo largo de nuestra vida.

Por ello, se recomienda que los pacientes "recuperados" continúen usando mascarilla, observen detenidamente cualquier cambio en su estado de salud y continúen las medidas de aislamiento social a fin de evitar recaer, complicarse, reinfectarse o infectar a otras personas. Recordemos que es una enfermedad nueva que aún no conocemos del todo y que todos los días se descubren nuevas cosas sobre ella y su agente causal, el virus SARS-CoV-2.

Viendo los datos suministrados por las autoridades, ¿Qué parámetro es mejor para saber cómo vamos evolucionando?

Dentro de las informaciones que recibimos todos los días, hay 3 datos de alto interés para esos fines: el número de casos nuevos, el número de defunciones y el número de recuperados. Analicemos cada uno de ellos.
  • Recuperados: constituirán alrededor del 94 a 95% de los pacientes, una vez terminado el curso de su enfermedad, de acuerdo a lo que se observa a nivel global. Este indicador es bueno porque también nos habla de la efectividad del manejo de los casos, de la capacidad resolutiva del sistema de salud y del éxito de los protocolos establecidos. A nivel psicológico, nos produce cierto alivio y la esperanza de que tenemos grandes posibilidades de salvarnos si nos infectamos.
  • Defunciones: son la forma de resolución del 5 a 6% de los casos. Son más comunes en pacientes de alto riesgo a causa de sus comorbilidades, su estado general de salud y otros factores de riesgo como el hábito tabáquico. No obstante, algunos pacientes sin antecedentes personales patológicos también han muerto. La tasa de letalidad, número de muertes en relación al total de casos, varía considerablemente de acuerdo a la localidad y sus características sociodemográficas, la edad, el sexo, las características individuales, la capacidad de respuesta del sistema de salud, el diagnóstico oportuno, el acceso a los servicios de cuidados intensivos, el tratamiento disponible y la calidad de la atención. 
  • Casos nuevos: este es el indicador que requiere más control y consideración. Nos habla de dos factores muy importantes: el aumento en la captación de casos y la infectividad. El primer escenario, implica que el sistema de salud está mejorando su capacidad de identificar y diagnosticar de forma efectiva los casos de COVID-19, ya sea por la mejora en la definición de casos, el incremento en el número de pruebas y laboratorios disponibles para el diagnóstico, la búsqueda activa de casos o el desarrollo de nuevos mecanismos para mejorar el acopio de información sobre posibles casos a ser confirmados por laboratorio. La segunda posibilidad, que es la que debe preocuparnos un poco más, nos habla de la efectividad de las medidas establecidas y su grado de cumplimiento tanto por parte de las autoridades como de los ciudadanos involucrados.
Con todo lo que se está haciendo, ¿estamos teniendo éxito en el control del COVID-19?

La respuesta es no. Si bien es cierto que las autoridades, los ciudadanos, las empresas, ONGs y los medios de comunicación han hecho grandes esfuerzos dentro de sus áreas de influencia para contribuir a frenar el avance de la enfermedad, no es menos cierto que no todos han acatado las medidas de distanciamiento social dispuestas.

Ya sea por ignorancia, rebeldía, capricho, desafío a la autoridad, baja percepción del riesgo o falta de conciencia, mucha gente se ha dedicado a violar el toque de queda poniendo en peligro su vida y la de las demás personas a su alrededor. Salen durante el día sin protección alguna, violan las normas establecidas, ignoran las recomendaciones de salud, participan en aglomeraciones de personas, realizan actividades sociales o salen a la calle con síntomas de la enfermedad sin importar si ponen en riesgo a otras personas.


¿Falta mucho para que esto acabe? ¿Cuándo alcanzaremos el pico?

Si hacemos una gráfica lineal con el número de casos reportados cada día, veremos que la línea que los representa presenta oscilaciones, subiendo y bajando a merced de las variaciones en el número de casos computados. El pico de la curva epidémica es el punto que representa el mayor número de casos nuevos reportados en un momento determinado durante todo el curso de la epidemia. A partir de ahí, empieza el descenso de los casos nuevos de la enfermedad y por ende la disminución de la transmisión.
En nuestro país, aún no hemos llegado ahí. Es difícil establecer en este momento, el punto en que estamos dentro de la curva y que tanto más subirá, en especial porque una vez te infectas pueden pasar hasta 14 días para empezar a tener síntomas. Esta situación que dificulta el establecimiento del mapa de contactos y la ruta de transmisión, sobretodo en las personas que siguen saliendo a la calle y no toman las medidas precautorias para evitar la enfermedad. Mientras se sigan produciendo contagios y no se frene la transmisibilidad, seguiremos teniendo nuevos casos cada día.

¿Qué podemos hacer?

Esta situación no es fácil para nadie. La ciencia trabaja incansablemente contrarreloj para encontrar una vacuna o una cura efectiva para la enfermedad. Se he logrado algunos avances, pero estamos aún muy lejos de conseguirlo. Los gobiernos en todo el mundo establecen medidas y restricciones en procura mantener el equilibrio, frenar los contagios y disminuir el impacto del COVID-19 en la salud de la población, el sistema de salud, el desarrollo y la economía. 

Nuestras vidas han cambiado en más de un sentido y es desesperante no tener control sobre lo que nos pasa. Muchos están aburridos de estar en casa y aunque quieren salir se abstienen de hacerlo para mantenerse a salvo y cuidar de sus seres queridos. Otros deben salir a cumplir con sus responsabilidades laborales como es el caso del personal de salud, policías, militares y empleados de empresas que suplen productos básicos como combustible, medicamentos y alimentos. Una tercera categoría corresponde a los irresponsables, que pudiendo quedarse en su casa, deciden no hacerlo. Esos individuos son el dolor de cabeza de los demás y el mayor reto de las autoridades a la hora de hacer cumplir las disposiciones oficiales.


Lo único que podemos hacer en este momento es cultivar la paciencia, ser responsables, cuidar nuestra salud y la de nuestros seres queridos, ser prudentes, respetar las medidas de aislamiento social y usar sabiamente los recursos de que disponemos. Es mejor estar encerrados que enterrados.

Tengamos fe y esperanza de que en algún momento esta pandemia pasará, pero hagamos lo que nos corresponde para ponerle fin. 

21 marzo, 2014

Síndrome de Down

El síndrome de Down o Trisomía 21 es un trastorno genético causado por la presencia de un cromosoma 21 extra. Debe su nombre al médico británico John Langdon Haydon Down, quien en 1866 fue el primero en describir las características clínicas que tenía en común un grupo concreto de personas, pero no pudo determinar su causa. En julio de 1958, un joven investigador llamado Jérôme Lejeune descubrió que en todos los casos existía un cromosoma 21 adicional, contando los pacientes con 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales.

Su incidencia global se aproxima a uno de cada 700 nacimientos (15/10.000), aumentando el riesgo a medida que lo hace la edad materna. La incidencia en madres de 15-29 años es de 1 por cada 1,500 nacidos vivos; en madres de 30-34 años es de 1 por cada 800; en madres de 35-39 años es de 1 por cada 385; en madres de 40-44 años es de 1 por cada 106; en madres de 45 años es de 1 por cada 30.


Se caracteriza por un grado variable de discapacidad cognitiva, hipotonía muscular generalizada que dificulta el aprendizaje motriz, retardo en el crecimiento y rasgos físicos característicos que incluyen: perfil facial y occipital planos, hendiduras palpebrales oblicuas, raíz nasal deprimida, pliegues epicánticos (pliegue de piel en el canto interno de los ojos), cuello corto y ancho con exceso de pliegue nucal, dientes pequeños, crecimiento recurvado hacia el dedo anular, pliegue palmar único y separación entre el primer y segundo dedo del pie.

En algunos casos, los rasgos físicos y la disfunción cognitiva no son tan marcados, pero en otros existen complicaciones adicionales que implican alteraciones oculares, intestinales, auditivas, tiroideas y esqueléticas. Una gran proporción de los pacientes presenta problemas cardíacos. Tienen más riesgo de desarrollar leucemia y diabetes que la población general.  Su esperanza de vida depende de las complicaciones asociadas, siendo en promedio de unos 50 a 60 años en los más saludables.


Aunque es una condición incurable, como la mayoría de las enfermedades genéticas, los pacientes con síndrome de Down pueden  beneficiarse de terapia física, educacional, ocupacional y del lenguaje para adquirir habilidades que les permitan cierto grado de independencia y desarrollo personal.  El 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down como una manera de romper las barreras que impone la discriminación y aumentar la sensibilidad hacia estas personas. 


24 septiembre, 2013

Amigdalitis


Es la inflamación de las amígdalas a consecuencia de un proceso infeccioso. Las amígdalas son estructuras del sistema linfático que intervienen en la defensa del organismo frente a bacterias u otros microorganismos causantes de enfermedad. Aunque la mayoría de las veces la causa es viral, muchos casos responden a la infección bacteriana por el Streptococcus pyogenes.

Es muy común en niños de 5 a 15 años. Se contagia de persona a persona a través de las secreciones nasales o la saliva. Sus síntomas incluyen: dolor de garganta que dura más de 48 horas y puede ser fuerte, fiebre, dificultad para deglutir (tragar), escalofríos, cefalea (dolor de cabeza), dolor de oídos, falta de apetito. Las amígdalas están enrojecidas y pueden tener placas blancas. Los ganglios linfáticos de la mandíbula y el cuello pueden estar hinchados y sensibles al tacto.

Las complicaciones asociadas a esta enfermedad son: obstrucción de la vías respiratorias, deshidratación, absceso periamigdalino (detrás de las amígdalas, glomerulonefritis posestreptocócica (enfermedad renal causada por estreptococos), fiebre reumática y otros problemas cardíacos.

El tratamiento depende de la causa. Si es de origen viral, sólo se dan analgésicos y antipiréticos para el dolor, la inflamación y la fiebre. Si es bacteriana, se necesita añadir un antibiótico como la penicilina y sus derivados y la azitromicina. Algunos pacientes, en especial lo que hacen amigdalitis a repetición pueden ameritar la extirpación de las mismas (amigdalectomía).

Otras recomendaciones son: tome líquidos fríos o chupe paletas de helados, tome líquidos, sobre todo suaves y tibios (no calientes), hágase gárgaras con agua tibia con sal chupe pastillas (que contengan benzocaína o ingredientes similares) para reducir el dolor (no deben usarse con niños pequeños debido al riesgo de ahogamiento). Nunca administre ácido acetilsalicílico (aspirina) a un niño, dado que este medicamento ha sido asociado con el síndrome de Reye.

14 septiembre, 2013

Signos de Alarma del Dengue

El dengue es una infección vírica transmitida por mosquitos. Sus principales síntomas son fiebre o antecedentes de fiebre de inicio brusco con una duración máxima de 7 días y por lo menos dos de los siguientes síntomas: cefalea (dolor de cabeza), dolor retroocular, eritema y/o exantema (enrojecimiento o erupción cutánea), postración, mialgia (dolor muscular), artralgia (dolor en las articulaciones), diarrea, nauseas y vómitos.

Si no se complica se puede manejar de forma ambulatoria con reposo, hidratación y acetaminofén. Sin embargo, puede complicarse poniendo en peligro la vida del paciente. Los signos de alarma que deben motivarte a recurrir inmediatamente a un centro de salud son:

1. Dolor abdominal intenso y continuo
2. Vómitos persistentes (3 en una hora o 5 en 6 horas)
3. Acumulación clínica de líquido a nivel del abdomen (ascitis), la pleura (derrame pleural), hinchazón (edema) ocular
4. Sangrado de las mucosas (piel rosada y húmeda que tapiza el interior de vías aéreas, aparato digestivo y genitales)
5. Somnolencia o irritabilidad
6. Hepatomegalia (aumento de tamaño del hígado)
7. Disminución de la cantidad y el volumen de orina
8. Hipotermia (temperatura corporal inferior a los 35º C)
9. Disminución de la presión arterial al sentarse o ponerse de pie (hipotensión postural)
10. Aumento del porcentaje de glóbulos rojos (hematócrito) y disminución del número de plaquetas

En estos casos se precisa el manejo hospitalario y el seguimiento estrecho del paciente por parte del personal de salud. Si no se trata puede convertirse en dengue grave, donde el paciente puede entrar en shock y morir. Los signos de shock son: taquicardia, hipotensión, pulso rápido y débil, extremidades frías, dificultad respiratoria y sangrado masivo.




06 septiembre, 2013

Indicadores de Cáncer Infantil

En ocasiones, el cáncer en los niños se manifiesta de forma muy distinta a como lo hace en los adultos. Aquí hay una lista de 10 signos y síntomas que deben llamar tu atención y motivarte a consultar al pediatra de tus hijos pues pueden ser los primeros indicadores de cáncer infantil.

1. Dolor persistente en huesos y abdomen que no se debe a un trastorno claramente identificable

2. Fiebre sin causa o por más de una semana

3. Picazón en el cuerpo sin lesiones en la piel

4. Crecimiento tumoral o de ganglios

5. Abdomen que crece rápidamente

6. Cansancio fácil, palidez o anemia súbita

7. Moretones o sangrado de naríz o encías

8. Dolor de cabeza y vómitos en la mañana durante varios días

9. Pérdida de peso

10. Infección que no mejora

Un diagnóstico y un tratamiento oportunos hacen la diferencia entre la vida y la muerte.


01 septiembre, 2013

Depresión

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, reducción de la energía con la consiguiente disminución de la actividad, sensación de cansancio y falta de concentración. Algunas personas experimentan ansiedad y síntomas físicos carentes de explicación médica.


Es una enfermedad frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo, siendo la principal causa mundial de discapacidad y contribuyendo de forma muy importante a la carga mundial de morbilidad. La depresión afecta más a la mujer que al hombre. Puede hacerse crónica o recurrente  y dificultar el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria.

Es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión.

Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Las personas con episodios depresivos leves tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y sociales habituales, aunque probablemente no las suspendan completamente. En cambio, durante un episodio depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus actividades sociales, laborales o domésticas y si lo hacen es con grandes limitaciones. En su forma más grave, puede conducir al suicidio.

Para hacer el diagnóstico de depresión es preciso que los síntomas estén presentes durante no menos de dos semanas y no se expliquen mejor por un proceso de duelo como en el caso de la muerte de un ser querido u otra pérdida significativa, donde esto se considera normal.

La depresión es un trastorno que se puede diagnosticar de forma fiable y que puede ser tratado por no especialistas en el ámbito de la atención primaria. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.

28 agosto, 2013

Anemia


Los glóbulos rojos o eritrocitos son las células sanguíneas responsables del transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los tejidos y de dióxido de carbono de los tejidos a los pulmones para su eliminación. Esta función es llevada a cabo gracias a la hemoglobina, pigmento que le da su color rojo a la sangre y sirve como medio de fijación de dichos gases. Cuando la cantidad de hemoglobina y/o la cantidad y el porcentaje de glóbulos rojos son inferiores a lo normal decimos que una persona tiene anemia. 


Para la formación de estas células se necesitan diferentes componentes como el hierro, el ácido fólico y la vitamina B12, siendo la ingesta insuficiente de los mismos la más causa más común de anemia. Otras causas incluyen: alcoholismo, parasitosis intestinales (por uncinarias), pérdida de sangre por trastornos menstruales o problemas ginecológicos, enfermedades que cursan con hemorragias como la hemofilia o la úlcera gástrica, embarazo, enfermedades hereditarias como la falcemia o la talasemia, insuficiencia renal (el riñón produce eritropoyetina, sustancia que estimula la producción de eritrocitos), aplasia medular (incapacidad de la médula ósea para producir glóbulos rojos) y paludismo.

Los síntomas principales de esta enfermedad son mareos, cansancio, debilidad, somnolencia, dificultad para concentrarse, palidez, cefalea (dolor de cabeza), irritabilidad, taquicardia (aumento de la frecuencia cardíaca) e hipotensión (disminución de la presión arterial). Algunos pacientes desarrollan pica, un trastorno caracterizado por la necesidad de comer sustancias o elementos no nutritivos como tierra.

Para el diagnóstico basta un hemograma. Sin embargo, es necesario investigar las causas para erradicarlas definitivamente, lo que amerita estudios adicionales. El tratamiento depende de la severidad y del motivo de la anemia. En casos leves basta con mejorar la alimentación y añadir suplementos vitamínicos a la dieta. Los pacientes con anemia severa suelen ameritar transfusiones sanguíneas y administración de eritropoyetina. El tratamiento adicional dependerá de la causa subyacente.

26 agosto, 2013

La Psoriasis


La psoriasis es una inflamación crónica de la piel en la cual las células proliferan a un ritmo y velocidad muy superiores a lo habitual, formando lesiones escamosas, inflamadas y engrosadas. Afecta a alrededor del 1 a 3% de la población, en especial a mujeres de 15 a 35 años, aunque puede verse en cualquier sexo y edad.

Generalmente inicia con una o más placas pequeñas, enrojecidas y escamosas que pueden desaparecer mientras aparecen otras que se van extendiendo hasta cubrir grandes superficies y adoptan la forma de anillo o espiral, mezclándose con áreas de piel normal. Algunas lesiones pueden ser prurginosas (causar picazón).

Durante su curso se alternan períodos donde casi no hay manifestaciones clínicas con agravamientos y manifestaciones intensas. Estas manifestaciones son muy variables: puede ser leve, moderada o severa; presentarse como placas (80% de los casos), gotas o con pústulas; ser húmeda o seca; aparecer en tronco, cuero cabelludo, codos, rodillas, extremidades, uñas, espalda y nalgas; limitarse a una pequeña zona o invadir grandes extensiones de superficie corporal; aparecer en forma lenta o repentina. Desde el punto de vista psicológico pueden presentarse problemas de autoestima y aislamiento por miedo a la crítica y el rechazo social, lo que afecta sus actividades cotidianas. 

Algunos factores pueden exacerbar (empeorar) o desencadenar los síntomas como son: infecciones, estrés, lesiones cutáneas, resequedad, elevados niveles de ácido araquidónico y algunos de sus metabolitos, determinados fármacos, obesidad, alcohol, enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, cambios hormonales, enfermedades debilitantes como el Sida o el cáncer, quimioterapia y quemaduras solares.

Se desconoce su causa específica, pero se sabe que se trata de una afección no infecciosa y, por ende, no contagiosa, que puede heredarse. Los hijos de padres con psoriasis presentan mayores probabilidades de padecer la enfermedad que el resto de la población. Se cree que se trata de un trastorno autoinmune, donde el sistema inmunológico incurre en un error atacando la piel. El diagnóstico incluye un examen físico, diagnóstico diferencial con otras patologías descamativas y una biopsia.

No tiene cura. El tratamiento es paliativo, es decir, busca aliviar o disminuir considerablemente la sintomatología. Incluye: cremas, medicamentos y fototerapia. Algunas recomendaciones generales son: tratar de no frotarse con demasiada fuerza al bañarse, mantener la piel limpia y húmeda, evitar los desencadenantes específicos, exposición solar moderada, tomar baños en el mar, evitar el consumo de carnes grasas, aumentar el consumo de frutas y vegetales, reducir la ingesta de alcohol y tabaco, mantenerse hidratado, practicar técnicas de relajación y asistencia psicológica.

18 agosto, 2013

Asma y Obesidad Infantil

Los niños obesos y con sobrepeso tienen una mayor probabilidad de padecer de asma y con peores síntomas según un estudio publicado por la American Journal of Epidemiology. Luego de analizar los expedientes médicos de más de 623,000 niños, descubrieron que este riesgo aumenta a medida que aumenta el índice de masa corporal (cantidad de peso en relación a la estatura).

Los episodios suelen ser más frecuentes y graves, requiriendo más asistencia médica y fármacos que los niños con peso normal. La obesidad infantil también aumenta la probabilidad de diabetes e hipertensión a temprana edad. Cuide sus hijos, aliméntelos sanamente y procure que se ejerciten. 

Síndrome del Corazón Roto

Todos hemos dicho o escuchado a alguien decir que tiene roto el corazón. Usamos esta expresión para referirnos a la tristeza profunda o el dolor emocional. ¿Me creerías si te dijera que es médica y literalmente posible que se te rompa el corazón?

Existe una extraña enfermedad conocida como Síndrome del corazón roto, Miocardiopatía de Takotsubo, disfunción apical transitoria, discinesia apical transitoria, miocardiopatía inducida por estrés o miocardiopatía por estrés.

Es un tipo de miocardiopatía no isquémica en la que hay un repentino debilitamiento temporal del miocardio. Se describió por primera vez en Japón y su nombre hace referencia a que el ventrículo izquierdo se dilata, tomando la forma de una trampa para pulpos (tako-tsubo).

El síndrome del corazón roto produce un fuerte dolor opresivo en el pecho, cambios en el electrocardiograma y elevación de las enzimas cardíacas. En la mayoría de los casos, se debe a un aumento brusco de adrenalina, desencadenado por una situación emocionalmente estresante o dolorosa como la muerte de un ser querido.

Si la persona sobrevive a su presentación inicial, la función ventricular izquierda mejora en un plazo de unos 2 meses con un tratamiento oportuno.

Sinusitis


La sinusitis es la inflamación de los senos paranasales de origen alérgico, bacteriano, viral o micótico. Los senos paranasales son espacios llenos de aire localizados en el cráneo (por detrás de la frente, las mejillas y los ojos) cuya función es ayudar en la respiración, la fonación, el calentamiento del aire y la olfación. Cuando las aberturas paranasales resultan bloqueadas o se acumula demasiado moco, las bacterias y otros microorganismos pueden multiplicarse más fácilmente.

La sinusitis puede ser aguda o crónica. La sinusitis aguda puede aparecer varios días luego de un resfriado o en respuesta al contacto con un alergeno. En la crónica, los síntomas son más leves pero de más larga evolución. Estos síntomas son: dolor de cabeza con sensación de presión, dolor detrás de los ojos, dolor de muela o sensibilidad facial, mal aliento o pérdida del olfato, tos que empeora por la noche, congestión y secreción nasal, dolor de garganta, goteo retronasal, fiebre, fatiga y sensación de malestar general.

Generalmente, las infecciones sinusales se curan con cuidados personales y tratamiento médico. Los cuidados incluyen: aplicación de paños húmedos y calientes en la cara, abundante ingesta de líquido (a temperatura ambiente o calientes), inhalación de vapor, uso solución salina nasal. Los medicamentos abarcan antibióticos, descongestionantes, analgésicos y antialérgicos. 

También recomendamos: evitar temperaturas extremas, cambios bruscos de temperatura e inclinarse hacia delante con la cabeza baja, evitar los desencadenantes de alergias, tratar rápidamente la gripe, comer muchas frutas y verduras (que son ricas en antioxidantes y otros químicos que pueden reforzar el sistema inmunitario y ayudar al cuerpo a resistir infecciones), lavarse las manos con frecuencia, evitar el humo y los contaminantes, beber bastante líquido y tratar las alergias de manera apropiada y rápida.

Malaria o Paludismo

La Malaria o Paludismo es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos del género Plasmodium que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos Anopheles infectados que pican sobre todo entre el anochecer y el amanecer. Estos mosquitos se crían en agua dulce de poca profundidad (charcos, campos de arroz o huellas de animales). El riesgo de transmisión aumenta en tiempos de lluvia, calor y humedad. 

La malaria es una enfermedad febril aguda. Los síntomas aparecen a los 7 días o más de la picadura del mosquito. Sus síntomas iniciales incluyen: fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y vómitos. Si no se trata puede agravarse provocando anemia grave, sufrimiento respiratorio, daño cerebral, fallo multiorgánico y la muerte. 

En mujeres embarazadas produce tasas elevadas de aborto y mortalidad materna. También corren mayor riesgo de transmitir la infección a sus hijos recién nacidos.

Para su prevención se recomienda la eliminación de criaderos de mosquitos y el uso de mosquiteros, insecticidas y repelentes.


Toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa causada por el parásito Toxoplasma gondii. La mayoría de las personas infectadas son asintomáticas, lo que se detecta de forma casual a través de algún análisis de rutina. Sin embargo, puede causar problemas serios en personas con sistemas inmunológicos debilitados y bebés de madres que contrajeron la infección durante el embarazo. Los problemas pueden incluir lesiones en el cerebro, los ojos y otros órganos y la muerte intrauterina.




Por ser el huésped final del parásito, mayormente se atribuye la transmisión al gato. No obstante, otros animales pueden servir de fuente para la infección incluyendo palomas, aves de corral, cerdos, ovejas, vacas y ratas. Otras formas de contagio incluyen: contacto con excrementos de un gato infectado, ingerir carne contaminada que esté cruda o poco cocida, eso de utensilios o tablas de cortar que estuvieron en contacto con carne cruda, beber agua infectada, recibir un trasplante de órganos o una transfusión de sangre infectados.

Pitiriasis Versicolor, Tiña Versicolor o Paños

Es una infección de la piel causada por un hongo llamado Malassezia furfur o Pityrosporum orbiculare. Se caracteriza por múltiples placas, habitualmente asintomáticas, descamativas, de coloración blanca a parda que en ocasiones pueden dar picazón o prurito (sobretodo si hay calor).

Es frecuente en adultos jóvenes. Las lesiones pardas o blancas, con tendencia a la coalescencia, se localizan en el tórax, el cuello y el abdomen, afectando en algunas ocasiones a la cara. El paciente puede notar esta enfermedad solamente en verano, porque las lesiones no se broncean, sino que aparecen como manchas solares hipopigmentadas de diversos tamaños. Sus implicaciones son básicamente estéticas por tratarse de una micosis superficial.

Su tratamiento es tópico y sencillo. Se limita al uso de antimicóticos como el ketoconazol, itraconazol, piritiona de zinc y compuestos de ácido salicílico-azufre. Cuando la lesión es muy extensa el dermatólogo puede considerar el uso de fármacos vía oral.

Las lesiones pueden no volver a pigmentarse hasta que se elimine el hongo y el paciente se exponga al sol. La recaída es constante, ya que el germen causal habita en la piel normal. El cuero cabelludo suele ser el reservorio del hongo.