17 septiembre, 2011

¿CÓMO SOBREPONERSE A LA MUERTE?

La muerte se define como el cese total e irreversible de todas las funciones vitales, pero para el ser humano significa mucho más.  Es un misterio que no logramos comprender,  una enemiga que arrebata de nuestro lado a aquellos a quienes amamos, muchas veces de forma injusta, trágica e inesperada; otras veces después de una larga enfermedad. Es algo a lo que tememos y que genera suficiente dolor como para que nos neguemos a aceptarla aunque sepamos que irremediablemente, tarde o temprano, directa o indirectamente, hará acto de presencia en nuestras vidas.

El conjunto de sentimientos de aflicción, tristeza y desesperanza que acompaña a la muerte de un ser querido se conoce como duelo.  Existen muchas maneras de vivir el duelo de acuerdo a la cultura, creencias, fe, valores y las experiencias de la persona que ha vivido la pérdida. Sin embargo, podemos diferenciar algunas etapas comunes para la mayoría de las personas.

La reacción inicial es de shock y llanto. La persona trata de negar la realidad de la muerte por el intenso dolor que le genera, permaneciendo estupefacta e impactada. Luego viene la culpa. Nos cuestionamos acerca de lo que hicimos o dejamos de hacer o de nuestra responsabilidad en lo sucedido. A esto sigue la hostilidad o ira hacia los que creemos culpables, incluyendo a Dios, hacia nosotros mismos por la que creemos nuestra responsabilidad y hacia el difunto por irse y dejarnos con tanto dolor. Nos sentimos abandonados y solos.  Después podemos experimentar una incapacidad para regresar a las actividades cotidianas, acompañada de sentimientos de soledad y depresión. Gradualmente vuelve la esperanza y finalmente la persona lucha por adaptarse a la realidad y superar la adversidad reestructurando su vida.

Algunas recomendaciones para superar el duelo adecuadamente son:
  • Desahóguese, deje fluir sus sentimientos y no trate de impedir a otros que lo hagan. No es inconformidad ni falta de fe dar rienda suelta a su dolor. Recuerde que Jesús lloró cuando supo de la muerte de Lázaro, aún a sabiendas de que le resucitaría.
  • No se culpabilice por aquellas cosas que no son su responsabilidad. Recuerde que no podemos cambiar el pasado y que muchas cosas que suceden a nuestro alrededor escapan de nuestro control.
  • Entienda que los sentimientos de ira, frustración, tristeza y ansiedad que siente son normales y que los superará.
  • No se aísle. Es normal que queramos estar solos. Sin embargo, el apoyo social que proporcionan los amigos, familiares, compañeros y miembros de un grupo, iglesia o comunidad es vital para superar el duelo.
  • Trate de volver a la cotidianidad tan pronto le sea posible. Esto no significa que sea insensible ni hará que deje de estar triste, pero le ayudará a sobrellevar mejor la pena.
  • Sepa que le tomará tiempo recuperarse. Esto no ocurre de la noche a la mañana.
  • Reorganice su vida, tome decisiones, trate de adaptarse a los cambios y asuma que la vida continúa y usted también debe continuar.


    04 septiembre, 2011

    Signos y Síntomas Típicos de los Trastornos Mentales

    Un síndrome es un conjunto de signos y síntomas que se presentan simultáneamente y se caracterizan a una patología o entidad clínica. Un síntoma es la manifestación física o mental, de carácter subjetivo, de una enfermedad, que sólo es percibida por quien la experimenta, no puede cuantificarse ni ser observada, sino más bien es inferida por los demás, como el caso de las alucinaciones auditivas del paciente mental. Por su parte, un signo es una manifestación objetiva, cuantificable y medible de un trastorno como la esterotipia.

    Un trastorno mental es un síndrome o patrón comportamental o psicológico de significación clínica, que aparece asociado a un malestar, una discapacidad o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de la libertad. Este síndrome o patrón no debe ser meramente una respuesta culturalmente aceptada a un acontecimiento particular. Cualquiera que sea su causa, debe considerarse como la manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o  biológica. (DSM-IV TR).

    En relación a la enfermedad mental, existe una amplia gama de signos y síntomas cuya combinación nos permite identificar y diferenciar los distintos tipos de trastornos. Para un mejor estudio los clasificaremos y definiremos agrupándolos de acuerdo a la afectación que producen en las diversas áreas o esferas psíquicas: conciencia, atención, voluntad, afecto, motricidad, pensamiento, lenguaje, percepción, memoria, inteligencia y sueño.

    CONCIENCIA: Estado de vigilia que permite al individuo procesar la información con lucidez, de acuerdo a una serie de capacidades. Sus trastornos son:
    Ausencia: interrupción brusca de la conciencia, de corta duración, que se observa en un tipo de epilepsia y es más común en niños. Puede ir acompañada de movimientos automáticos, como andar, hablar o hacer gestos incomprensibles para los demás.
    Coma: estado de pérdida de la conciencia en el que el sujeto no puede ser despertado ni con estímulos intensos.
    Confusión: alteración de la conciencia que se caracteriza por pensamiento desordenado, falto de claridad y coherencia.
    Delirium: alteración de la conciencia, acompañada de un cambio en las cogniciones, que se desarrollan a lo largo de un período breve de tiempo.
    Desorientación: confusión acerca de la hora del día, la fecha, la estación, el lugar donde se encuentra y la propia identidad.
    Estado Crepuscular: perturbación propia de la conciencia que se manifiesta por el estado de confusión del individuo que la padece, quien se muestra perseverativo, lento y con expresión de perplejidad en el rostro.
    Estupor: alteración de la conciencia que se caracteriza por disminución de la actividad motora, mutismo e inhibición profunda o completa del movimiento voluntario y falta de respuesta psicomotora.
    Éxtasis: alteración de la lucidez de la conciencia caracterizada por un incremento de la viveza perceptiva, pérdida absoluta de la conciencia del mundo circundante y disminución del control intencionado.
    Obnubilación: alteración leve de la conciencia caracterizada por la fatiga, el deterioro de la atención y la concentración y descenso de la reactividad ante los estímulos externos.
    Sopor: alteración de la conciencia que se caracteriza por periodos de inconsciencia, la mayor parte  del tiempo, con otros de conciencia activa. La persona precisa de estímulos enérgicos para despertarse y no responde a los requerimientos verbales o estímulos dolorosos.

    ATENCIÓN: capacidad de centrarse de manera persistente en un estímulo o actividad concreto. Cantidad de esfuerzos dirigidos a concentrarse en ciertas partes de una experiencia. Sus alteraciones incluyen:
    Aprosexia: incapacidad para fijar la atención.
    Hiperprosexia: aumento anormal de la atención.
    Hiperconcentración: fijación exagerada de la atención activa.
    Hipervigilancia: atención pasiva exagerada que hace que el paciente capte todos los estímulos que se producen a su alrededor.
    Hipoprosexia: déficit de la atención debido a muy diversas causas, tanto orgánicas como psicopatológicas.
    Distraibilidad o distractibilidad: dificultad para realizar tareas o concentrarse en el trabajo.
    Inatención: lentitud marcada o dificultad para cambiar el foco de atención.
    Negligencia: trastorno de la atención que consiste en la tendencia a ignorar una parte del espacio externo.

    VOLUNTAD: Proceso cognitivo por el que uno mismo se decide a la realización de un acto por iniciativa propia. Sus alteraciones son:
    Abulia: deterioro de la voluntad de actuar que se traduce en indecisión y en sentimiento continuado de impotencia.
    Apraxia: incapacidad de concebir, formular y ejecutar algunos actos volitivos complejos, intencionales y adiestrados.
    Avolición: incapacidad para iniciar actividades dirigidas a un fin y persistir en ellas.
    Compulsión: alteración de la voluntad de acción caracterizada por un impulso irrefrenable de efectuar conductas reiterativas en respuesta a una obsesión o a determinadas reglas.
    Impulsividad: mecanismo de ejecución y control de la voluntad por medio del cual se pasa a la acción demasiado rápido si la debida reflexión previa.
    Mutismo: resistencia a hablar en todos los ámbitos o en situaciones específicas.
    Negativismo: resistencia aparentemente inmotivada a seguir instrucciones.
    Pasividad: falta de acción, oposición, colaboración o intervención, dejando obrar a los demás sin hacer nada.
    Rigidez: inamovible oposición de algunos pacientes para cambiar sus tenaces defensas frente a situaciones que así lo requerirían, repitiendo de esta manera un estereotipo defensivo paralizante e inapropiado, que hace imposible la cura.

    AFECTO: patrón de comportamientos observables que expresan sentimientos o emociones experimentados subjetivamente por el sujeto. Sus alteraciones incluyen:
    Afecto aplanado: ausencia o casi ausencia de cualquier signo de expresión afectiva.
    Afecto embotado: reducción significativa de la intensidad de la expresión emocional.
    Afecto inapropiado: discordancia entre la expresión afectiva y el contenido del habla o ideación.
    Afecto lábil: variabilidad anormal del afecto, con cambios repetidos, rápidos y bruscos de la expresión afectiva.
    Afecto restringido o constreñido: reducción ligera de la gama y la intensidad de la expresión emocional.
    Aflicción: sentimiento de tristeza.
    Agresividad: conjunto de actitudes hostiles y negativas de una persona.
    Alexitimia: incapacidad para describir los afectos a través del lenguaje verbal y elaborar fantasías.
    Angustia: aprensión, miedo o terror intensos, a menudo asociados a sensación de muerte inminente que se presenta con o sin la presencia de un estímulo identificado. También suele asociarse a síntomas físicos como dificultad respiratoria, palpitaciones y opresión torácica.
    Anhedonia: incapacidad para experimentar placer o interés por nada ni nadie.
    Ansiedad: anticipación aprensiva de una daño o desgracia futuros, acompañada de sentimientos de disforia o de síntomas somáticos de tensión.
    Bella indiferencia: actitud del paciente hacia los síntomas de su enfermedad, con ausencia de ansiedad que contrasta con la gravedad aparente de éstos.
    Cólera: excitación emocional en forma de viva animación gestual y verbal, de apariencia agresiva que en ocasiones se torna incontrolable.
    Culpa: estado afectivo consecutivo a un acto que el sujeto considera reprensible.
    Depresión: alteración significativa del estado de ánimo, primordialmente compuesta por tristeza que suele asociarse a síntomas físicos y reducción de la actividad social.
    Disforia: estado de ánimo desagradable como tristeza, ansiedad o irritabilidad.
    Disociación afectiva: desacuerdo entre la afectividad y la ideación.
    Duelo: reacción emocional ante la muerte de un ser querido.
    Estado de ánimo elevado: sentimiento exagerado de bienestar, euforia o alegría
    Euforia: estado de ánimo caracterizado por sentimientos de bienestar y alegría desproporcionados con la situación del sujeto y que se asocian a grandiosidad.
    Expansividad: ausencia de control sobre la expresión de las emociones y sentimientos, generalmente con sobrevaloración del significado o importancia propios.
    Fobia: miedo persistente o irracional hacia un objeto, situación o actividad específicos que da lugar a conductas de evitación.
    Frustración: estado que padece el que está privado de una satisfacción que entiende que le corresponde, lo que hace que se sienta defraudado en sus esperanzas.
    Indiferencia afectiva: estado de ánimo en el que no se siente inclinación ni repugnancia por un objeto, sujeto o situación.
    Irritabilidad: respuesta afectiva displacentera, exagerada, desproporcionada con relación al estímulo que puede acompañarse con descargas verbales, físicas o ambas.
    Jocosidad: modalidades de ánimo placentero que se manifiesta con bromas y expresiones fuera de tono o lugar.
    Hipotimia: disminución de la capacidad de dar respuestas emocionales adecuadas.
    Irritabilidad: facilidad para enojarse o susceptibilidad a la cólera.
    Moria: estado mental de euforia, con tendencia a la frivolidad superficial, en el contexto de una indiferencia general.
    Pánico: mecanismo de alarma, adaptativo y apropiado, que tiene lugar en momentos inapropiados, en los que no existe un peligro real.
    Perplejidad: trastorno del humor en el que predomina el desconcierto, la sorpresa y la ansiedad.
    Pusilanimidad: conducta expresiva de miedo incontrolable ante objetos y situaciones ligeramente peligrosos.

    MOTRICIDAD: Conjunto de actos voluntarios e involuntarios coordinados y sincronizados que nos permite mover una parte corporal o su totalidad. Sus alteraciones incluyen:
    Acatisia: síntoma extrapiramidal caracterizado por una urgencia de movimiento que impide al sujeto afectado permanecer quieto.
    Agitación psicomotora: excesiva actividad motora asociada a una sensación de tensión interna que carece de productividad y es repetitiva. Incluye conductas como caminar velozmente, moverse nerviosamente, retorcer las  manos, manosear vestimenta o incapacidad para permanecer sentado.
    Ataxia: pérdida parcial o completa de la coordinación del movimiento muscular voluntario.
    Automatismo: actividad motora involuntaria que guarda un cierto grado de coordinación.
    Catalepsia: interrupción brusca del movimiento voluntario y de la sensibilidad.
    Cataplejía: episodios de pérdida bilateral súbita del tono muscular que provoca el colapso del individuo, a menudo en asociación a emociones intensas como risa, cólera, miedo o sorpresa.
    Catatonía: conjunto de anormalidades motoras que incluyen inmovilidad, actividad excesiva, negativismo extremo, mutismo, posturas o movimientos estereotipados, ecolalia y ecopraxia.
    Discinesia: distorsión de los movimientos voluntarios con actividad muscular involuntaria.
    Distonía: alteración del tono muscular.
    Econimia: copia automática e inconsciente de los gestos faciales de otra persona que aparece en la esquizofrenia.
    Ecopraxia: repetición por imitación, involuntaria, semiautomática e incontrolable de los movimientos de otras personas.
    Estereotipia: movimiento reiterativo, no dirigido, aparentemente impulsivo y disfuncional que se realiza de forma constante.
    Flexibilidad cérea: mantenimiento rígido en una posición corporal durante un período de tiempo prolongado, pero que puede ser modificada por otros.
    Hiperactividad: incremento de la intensidad en la actividad motora.
    Hipoactividad motora: inhibición o disminución de la actividad motora.
    Inquietud: estado de hiperactividad motora de intensidad moderada.
    Lentitud Psicomotora: enlentecimiento generalizado visible de los movimientos y del habla.
    Manierismo: exageración, extravagancia o idiosincrasia de la postura y el movimiento expresivo.
    Nistagmo: movimiento rítmico involuntario de los ojos, horizontal, vertical o diagonal, que consiste en temblores rápidos de pequeña amplitud en una dirección y un movimiento recurrente, mayor, más lento, en la dirección opuesta.
    Sincinesia: movimiento involuntario que parecer exclusivamente con un movimiento voluntario específico.
    Tic: movimiento motor o vocalización involuntarios, súbitos, rápidos, recurrentes, no rítmicos ni estereotipados.

    PENSAMIENTO: es un producto de la mente, que puede surgir mediante actividades racionales del intelecto o por abstracciones de la imaginación. Sus síntomas y signos asociados son:
    Alogia: empobrecimiento del pensamiento que se infiere en la observación del lenguaje y el comportamiento verbal.
    Disgregación: producción de frases u oraciones correctas en su estructura gramatical, pero sin conexión lógica entres sí, por lo cual el pensamiento se vuelve incoherente.
    Fuga de ideas: flujo casi continuo de habla acelerada, con cambios temáticos bruscos, que habitualmente se basan en asociaciones comprensibles, estímulos que distraen la atención o juegos de palabras.
    Grandeza: evaluación exagerada o desmesurada del valor, poder, conocimientos, importancia o identidad de uno mismo.
    Idea delirante o delirio: falsa creencia basada en una inferencia incorrecta relativa a la realidad externa que es firmemente sostenida, a pesar de lo que casi todo el mundo cree y a pesar de las pruebas o evidencias obvias e irrefutables de lo contrario. Puede ser de varios tipos:

    • Celotípica: se está convencido de que el compañero sexual o la pareja le es infiel
    • De grandeza: idea delirante de valor, poder, conocimientos o identidad exagerados, o de una relación especial con una deidad o persona famosa.
    • De referencia: su temática consiste en que ciertos hechos, objetos o personas del ambiente inmediato del sujeto tienen un significado particular en relación al mismo. Suelen ser de naturaleza negativa, aunque pueden ser de grandiosidad.
    • De control: se cree que ciertos sentimientos, impulsos o actos se experimentan como si estuvieran bajo el control de alguna fuerza externa al sujeto.
    • Difusión del pensamiento: idea delirante de que los propios pensamientos están siendo difundidos en voz alta de modo que pueden ser percibidos por los demás.
    • Erotomaníaca: idea delirante de que otra persona, generalmente de estatus superior, está enamorada del sujeto.
    • Extraña: implica un fenómeno que la cultura del sujeto consideraría totalmente inverosímil.
    • Insersición del pensamiento: idea delirante de que ciertos pensamientos propios no son de uno mismo, sino más bien son insertados en la propia mente.
    • Persecutoria: idea delirante cuyo tema central consiste en que el sujeto o alguien cercano a él está siendo perseguido, atacado, atormentado, golpeado o se conspira contra él.
    • Somática: idea delirante cuyo principal contenido pertenece a la apariencia o funcionamiento del propio cuerpo.
    Idea sobrevalorada: creencia persistente y no razonable que se mantiene con menos intensidad que la idea delirante de modo que el sujeto puede considerar la posibilidad de su falsedad al no ser aceptada por los miembros de la cultura o subcultura del sujeto.
    Ideación paranoide: ideación no delirante que implica sospechas o creencias de estar siendo atormentado, perseguido o tratado injustamente.
    Ideas de referencia: sensación no delirante de que ciertos incidentes causales o determinados acontecimientos externos tienen cierto significado particular que es específico para cada sujeto.
    Pensamiento mágico: creencia errónea de que los propios pensamientos, palabras o actos causarán o evitarán un hecho concreto de un modo que desafía las leyes de causa y efecto comúnmente aceptadas.
    Prolijidad: pensamiento sobrecargado con numerosos detalles innecesarios, sin pérdida de la ilación del discurso, ni de la expresión de la idea fundamental.
    Obsesión: idea intrusiva que se impone a la mente, fuera del control conciente del sujeto, que no acostumbra a aceptarla.
    Pobreza del contenido del pensamiento: pensamiento limitado que se circunscribe a poca información por ser excesivamente concreta, demasiado abstracta, repetitiva o estereotipada.

    LENGUAJE: capacidad lingüística que posibilita el uso de una lengua con la finalidad de comunicación.
    Afasia: alteración de la comprensión o transmisión de ideas mediante el lenguaje debida a lesiones en los centros cerebrales asociados al mismo.
    Alogia: dificultad para generar temas y dotarlos de una información adecuada, por lo que el discurso del paciente aparece empobrecido y vacío de contenido.
    Aprosodia: incapacidad para comprender, asociar y expresar le lenguaje afectivo.
    Bradiplalia: disminución de la fluidez verbal.
    Circunstancialidad: suministro de información excesiva y cuya mayor parte tiene poco o nada que ver con la pregunta realizada. El sujeto da una un largo rodeo, proporcionando gran riqueza de detalles.
    Coprolalia: utilización compulsiva y sistemática de palabras obscenas.
    Descarrilamiento: patrón de lenguaje en el que las ideas de una persona se separan entre sí de modo que no guardan relación mutua alguna o sólo se relacionan tangencialmente. El sujeto cambia idiosincrásicamente el tema de un marco de referencia a otro al pasar de una frase u oración a la siguiente, careciendo su discurso de significado.
    Disartria: articulación imperfecta del habla debido a alteración del control muscular.
    Disgrafía: incapacidad de expresar ideas por medio de la escritura o de símbolos o escritos debido a una lesión cerebral.
    Dislexia: perturbación de la capacidad de leer o comprender lo que uno lee en silencio o en voz alta, independientemente de cualquier defecto del habla.
    Ecolalia: repetición patológica, propia de un loro y aparentemente sin sentido de una palabra o frase que acaba de emitir otra persona.
    Glosolalia: alteración semántica del lenguaje en  la que se cambia el sentido de las palabras o figuras, basándose en la emisión de sonidos imprecisos con la apariencia de un discurso fabricado en una lengua extraña o desconocida.
    Glosomanía o neologismo: creación de un pseudolenguaje fantaseado, sin valor comunicativo ni contenido semántico.
    Habla apremiante: habla excesiva en relación a la cantidad, acelerada y difícil o imposible de interrumpir. Suele ser de excesivo volumen, generarse sin ninguna incitación social y continuar aun cuando nadie la escuche.
    Incoherencia o ensalada de palabras: lenguaje o pensamiento que resulta esencialmente incomprensible a los demás porque las palabras o frases se unen sin una conexión lógica o significativa.
    Palilalia: alteración del lenguaje que consiste en la repetición constante de la última palabra de una frase.
    Perseveración: incapacidad para cambiar el marco de referencia, lo que determina una repetición persistente que puede afectar diferentes niveles de organización del lenguaje.
    Pobreza del lenguaje: restricción de la cantidad del habla espontanea.
    Tangencialidad: falta de relación entre la pregunta y la respuesta dada por el sujeto.
    Tartamudeo: alteración de la fluidez normal y estructuración temporal del habla, que es inapropiada par la edad del sujeto.
    Taquiplalia: aceleración o aumento exagerado de la fluidez verbal.
    Verbigeración: es la pronunciación repetida de una misma palabra que no siempre resulta adecuada dentro de la frase en que se intercala.

    PERCEPCIÓN: proceso psicológico complejo por medio del cual el individuo se hace conciente de sus impresiones sensoriales y adquiere conocimiento de la realidad. Se consideran alteraciones de la percepción las siguientes:
    Agnosia: incapacidad para reconocer sensorialmente cualquier objeto, aunque los sentidos funcionen con normalidad.
    Alucinación: percepción sensorial en ausencia de estímulo externo apropiado que tiene el sentido de realidad inmediato propio de la verdadera percepción. Falsa percepción de una objeto que en el momento de la vivencia no existe, siendo muy convincentes para quien la experimenta. Puede ser de diversos tipos

    • Auditiva: percepción de sonidos, más frecuentemente voces.
    • Visual: implica ver imágenes estructuradas o informales como personas o luces.
    • Olfativa: percepción de olores inexistentes como goma quemada o pescado podrido.
    • Gustativa: percepción irreal de sabores, generalmente desagradables.
    • Táctil: percepción de ser tocado o tener algo bajo la piel, incluyendo descargas eléctricas, hormigueo o sensación de que algo se mueve o repta bajo la piel.
    • Somática: alucinación que implica la percepción de una experiencia física localizada en el cuerpo.
    • Hipnagógicas: percepción de imágenes parecidas a los sueños que ocurre justo antes de quedarse dormido.
    • Hipnopómpicas: percepción de imágenes parecidas a los sueños que ocurre justo después de despertar.
    • Caleidoscópicas: alucinaciones visuales cambiantes.
    • Liliputiense: alucinación visual de personas o grupos de personas de tamaño pequeño.
    Autoscopía o imagen en espejo: visión alucinatoria de uno mismo en el espacio exterior.
    Despersonalización: alteración de la percepción o experiencia de uno mismo, de modo que uno se siente separado del propio cuerpo o de los propios procesos mentales, como si se tratara de un observador externo.
    Desrealización: alteración de la percepción o experiencia del mundo externo de manera que éste parece extraño o irreal.
    Dismorfia: alteración significativa de la percepción del propio cuerpo o partes del mismo.
    Distorsión sensorial: alteración de la percepción sensorial caracterizada por los cambios en la intensidad de las percepciones, calidad, peso o forma espacial de los objetos.
    Hipoestesia: disminución de la captación de estímulos sensoriales específicos.
    Hiperacusia: sensibilidad dolorosa a los sonidos.
    Hiperestesia: incremento o exageración patológica de la sensibilidad tanto general como especifica.
    Ilusión: percepción o interpretación errónea o distorsionada de un estímulo externo real.
    Macropsia: percepción visual de que los objetos son mayores de lo que realmente son
    Metamorfosis: ilusoria percepción de los objetos reales en la cual está alterada la sensación de sus cualidades morfológicas y especiales.
    Micropsia: percepción visual de que los objetos son menores de lo que realmente son.
    Pseudoalucinación: falsa percepción de imágenes que no se extrayectan en el campo sensorial y por lo tanto no llegan a adquirir carácter de una verdadera alucinación.
    Sinestesia: percepción de un estímulo sensorial en un órgano distinto al que corresponde.


    MEMORIA: capacidad mental que permite fijar, conservar y evocar información de situaciones que el sujeto percibe como pertenecientes al pasado.
    Amnesia: incapacidad total o parcial para registrar, retener y evocar información. Existen diferentes tipos de amnesia:

    • Anterógrada: perdida de la memoria relativa a hechos que ocurrieron tras la acción del agente etiológico
    • Retrógrada: pérdida de la memoria acerca de hechos que ocurrieron antes de la acción del agente etiológica
    • Global: pérdida de la memoria acerca de hechos acontecidos antes y después de la acción del agente etiológico.
    • Disociativa: incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de carácter traumático o estresante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario.
    • Localizada: incapacidad de recordar acontecimientos que se han presentado durante un periodo de tiempo circunscrito, por lo general las primeras horas que siguen a un acontecimiento profundamente perturbador.
    • Selectiva: capacidad para recordar sólo algunos acontecimientos que se han presentado en un periodo de tiempo específico.
    • Generalizada: imposibilidad de recordar toda la vida del individuo.
    • Continua: incapacidad para recordar acontecimientos que han tenido lugar desde un momento determinado hasta la actualidad.
    • Sistematizada: perdida de la memoria para ciertos tipos de información como los recuerdos relacionados con la propia familia o con alguien en particular.
    Confabulación: serie de falsos recuerdos que rellenan las lagunas de memoria de algunos tipos de síndromes amnésicos y que en algunas ocasiones adquieren un carácter marcadamente fantástico.
    Déja Vu: impresión que tiene una persona de haber visto o vivido con anterioridad una situación que es nueva para ella.
    Déja conu: impresión que tiene una persona de haber visto con anterioridad a personas extrañas.
    Hipomnesia: disminución de la capacidad de fijar, recordar, conservar y evocar experiencias anteriores.
    Hipermnesia: exaltación de la función reproductiva de la memoria, caracterizada por la aceleración y automatización de las asociaciones de recuerdos.
    Jamais vu: impresión que tiene una persona de no haber visto o vivido nunca una situación que ha experimentado con anterioridad.
    Jamais conu: impresión que tiene una persona de no haber visto o vivido nunca a una persona con que se ha relacionado antes.
    Paramnesia: distorsión de la memoria que produce errores en la evocación y el reconocimiento.
    Reminiscencia: falso recuerdo, el paciente recuerda hechos y acontecimientos que no han tenido lugar.

    INTELIGENCIA: Capacidad del sujeto para adaptarse a un ambiente o varios, para realizar abstracciones, pensar racionalmente, solucionar problemas, aprender nuevas estrategias por medio de la experiencia o llevar a cabo comportamientos dirigidos a metas. Sus alteraciones son:
    Retraso mental: funcionamiento intelectual inferior a la media de la población, asociado a déficit en la capacidad adaptativa, y que tiene su inicio durante el periodo de desarrollo, entre el nacimiento y los 18 años.
    Demencia: déficit persistente y adquirido de la función intelectual que afecta por lo menos a tres de las siguientes áreas del funcionamiento mental: lenguaje, memoria, habilidad visoespacial, vida afectiva, personalidad y aspectos cognitivos como abstracción, cálculo y juicio.
    Deterioro: daño de las funciones cognitivas que afecta a las capacidades intelectuales, debido a la edad o al comienzo de un proceso demencial, generalmente irreversible.

    SUEÑO: estado caracterizado por reducción del nivel de conciencia, disminución de la actividad de los músculos esqueléticos y depresión de la actividad metabólica. Sus trastornos son: 
    Disomnias: alteraciones en la cantidad, calidad y temporalidad del sueño.
    Hipersomnia: excesiva somnolencia, manifestada por sueño nocturno prolongado, dificultad para mantener un estado de alerta durante el dia o episodios diurnos de sueño no deseados.
    Insomnio: quejas subjetivas de dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido o a causa de la mala calidad del sueño. Puede ser de tres tipos:

    • Inicial: dificultad para conciliar el sueño
    • Medio: despertar a medianoche después de haber conciliado el sueño, aunque con dificultades.
    • Terminal: despertar antes de la hora usual de hacerlo, con incapacidad para reemprender el sueño.
    Parasomnia: comportamiento o hechos fisiológicos anormales que ocurren durante el sueño o en las transiciones sueño-vigilia.
    Sonambulismo: actividad motora durante el sueño.

    OTROS ASPECTOS
    Ambivalencia: coexistencia de afectos, ideas o voluntades contradictorias sobre una misma persona, objeto o situación.
    Androginia: combinación de características psicológicas masculinas y femeninas que se da en una misma persona.
    Anorexia: pérdida del apetito.
    Anorgasmia: ausencia o retraso excesivo del orgasmo tras una fase de excitación normal.
    Apatía: pérdida de sentimientos y falta de actividad, con incapacidad para actuar y retraso psicomotor.
    Astenia: sensación de fatigabilidad neuromuscular general, acompañada a veces de un debilitamiento de la memoria, dificultad para mantener la atención y la concentración.
    Atracón: ingesta de alimento en un corto espacio de tiempo, generalmente inferior a dos horas, en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingeriría en un período de tiempo similar y en las mismas circunstancias.
    Conversión: pérdida o alteración del funcionamiento sensorial o motor voluntario que sugiere una enfermedad médica o neurológica inexistente.
    Coprofagia: tendencia a la ingestión de materia fecal.
    Dipsomanía: tendencia irresistible al abuso de bebidas que aparece en forma de accesos transitorios.
    Disociación: alteración repentina o gradual, transitoria o crónica, de las funciones normalmente integradas de conciencia, memoria, identidad o percepción del ambiente.
    Hiperfagia: ingesta o deseo excesivo de ingesta alimentaria, que no se corresponde a las necesidades metabólicas.
    Hostilidad: actitud duradera y penetrante caracterizada por el cinismo, la desconfianza hacia otros y la evaluación negativa de las personas y las cosas.
    Mitomanía: tendencia morbosa más o menos voluntaria y consciente a la mentira y a la creación de fábulas.
    Retraso psicomotor: disminución generalizada y claramente observable de las reacciones físicas, del movimiento y del lenguaje.
    Transexualismo: importante disforia por la identidad sexual asociada a un deseo persistente de hacerse con las características físicas y los papeles sociales que connotan el otro sexo biológico.

    BIBLIOGRAFÍA

    1. Diccionario de Medicina Océano Mosby. Barcelona: Océano Grupo Editorial, 1998.
    2. Diccionario de Psicología. Barcelona: Océano, 1999.
    3. Lopez-Ibor, J., Valdés Miyar, M. DSM-IV TR. Manual Diagnóstico y Estadistico de los Trastornos Mentales. 4° Edición Revisada. Barcelona: Masson, 2002.
    4. Nina, R. Manual de Introducción a la Psicopatología. 2ª Edición. Santo Domingo: Ancom, 2001.