01 septiembre, 2013

Depresión

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, reducción de la energía con la consiguiente disminución de la actividad, sensación de cansancio y falta de concentración. Algunas personas experimentan ansiedad y síntomas físicos carentes de explicación médica.


Es una enfermedad frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo, siendo la principal causa mundial de discapacidad y contribuyendo de forma muy importante a la carga mundial de morbilidad. La depresión afecta más a la mujer que al hombre. Puede hacerse crónica o recurrente  y dificultar el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria.

Es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión.

Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Las personas con episodios depresivos leves tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y sociales habituales, aunque probablemente no las suspendan completamente. En cambio, durante un episodio depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus actividades sociales, laborales o domésticas y si lo hacen es con grandes limitaciones. En su forma más grave, puede conducir al suicidio.

Para hacer el diagnóstico de depresión es preciso que los síntomas estén presentes durante no menos de dos semanas y no se expliquen mejor por un proceso de duelo como en el caso de la muerte de un ser querido u otra pérdida significativa, donde esto se considera normal.

La depresión es un trastorno que se puede diagnosticar de forma fiable y que puede ser tratado por no especialistas en el ámbito de la atención primaria. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.

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