29 julio, 2018

Colesterol: ¿Héroe o Villano?

Todos, en algún momento hemos escuchado hablar del colesterol como un enemigo acérrimo de nuestra salud cardiovascular, en especial de nuestro corazón. A muchos nos han indicado pruebas sanguíneas para conocer sus niveles y nos han prescrito modificaciones en la dieta, actividad física y, en el peor de los casos, medicamentos para combatir este "mal". Pero ¿es tan malo como lo pintan? ¿de dónde sale y por qué insiste en complicarnos la vida?

El colesterol es un lípido o sustancia grasa presente en la membrana de todas las células del organismo, aportándole rigidez e regulando el paso de sustancias desde y hacia su interior. Es precursor y componente fundamental de las hormonas sexuales estrógeno, progesterona y testosterona, necesarias para el desarrollo de las características sexuales, la fertilidad y la sexualidad.

Se requiere para la producción de hormonas corticoesteroides suprarrenales como la aldosterona, que regula los niveles de sodio en sangre y la presión arterial; y el cortisol, que interfiere en el metabolismo de lípidos, carbohidratos y proteínas, y aumenta la glicemia en condiciones de estrés, a fin de proveer más energía al organismo. Además, es utilizada en la producción de la vitamina D, que interfiere en el metabolismo del calcio; y de las sales biliares, necesarias para la absorción y excreción de grasas del organismo.

Se produce en casi todas las células del organismo, sobretodo en el higado (10 al 20%). No obstante, su principal fuente es la dieta basada en productos de origen animal como carnes (en especial roja), huevos, lácteos y manteca, y en alimentos y productos elaborados ricos en grasas saturadas.

Existen distintos tipos de colesterol, de acuerdo a su capacidad de unirse a proteínas transportadoras especiales denominadas lipoproteínas. De esta manera, tenemos un "colesterol bueno" y un "colesterol malo". El colesterol bueno o HDL (lipoproteínas de alta densidad) transporta el colesterol proveniente de otras partes del cuerpo hacia el hígado para su metabolismo y excreción. Por su parte el colesterol malo o LDL (lipoproteínas de baja densidad) favorece su acumulación en las arterias, obstruyéndolas. Existe otra lipoproteína de muy baja densidad (VLDL) que contribuye al almacenamiento de los triglicéridos en los vasos sanguíneos.


Si el colesterol es tan importante para el adecuado funcionamiento de nuestro organismo, ¿en qué momento se convierte en un problema? Cuando el colesterol total supera los 200 mg/dl, el LDL supera los 130 mg/dl y el HDL se encuentra por debajo de 40 mg/dl.

El exceso de colesterol total y LDL se acumula y adhiere a las paredes de las arterias en forma de placas de ateroma, condición que se conoce como aterosclerosis, obstruyendo el flujo sanguíneo y provocando infartos, accidentes cerebrovasculares y enfermedad vascular periférica.

El riesgo de tener colesterol elevado o hipercolesterolemia aumenta con la edad, la obesidad, el sedentarismo y una dieta rica en lípidos y carbohidratos, ya que el exceso de carbohidratos es metabolizado por el organismo y almacenado en forma de grasa. Otras condiciones que aumentan el riesgo son el hipotirodismo, la diabetes y el tabaquismo.

¿Qué puedo hacer para evitar la hipercolesterolemia? Es muy fácil:
  • Sigue una dieta saludable, limitando el consumo de alimentos de origen animal, evitando las grasas saturadas e incrementando el consumo de frutas y vegetales. 
  • Ejercítate al menos 3 veces por semana. 
  • Mantén un peso adecuado 
  • Consume suplementos nutricionales como Omega 3, 6 y 9 que contribuyen a aumentar el HDL y disminuir el LDL.
Sigue las prescripciones médicas en caso de que necesites algún fármaco de uso temporal. 


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